IMG_0075Mediante esta voz de alarma, el alcalde de Móstoles hizo un llamamiento a todos los españoles para defender nuestra patria de la invasión napoleónica allá por el año 1808. Salvando las diferencias, no es exagerado decir que también hoy España está en peligro aunque sea por otras razones, como la expansión de ideologías tan perversas como el relativismo moral y el revisionismo histórico que la atraviesan de parte a parte. Corrientes ideológicas que ponen en peligro no solamente la integridad moral de la sociedad española resultante de su cultura cristiana, sino también y como consecuencia la integridad territorial de la nación.

No debería ser preciso incidir en la gravedad de la situación provocada por los nacionalistas catalanes, pero no puedo menos que hacer una mención de la actualidad: ya han anunciado un referéndum de secesión y, si lo único que hacemos frente a él es implorar diálogo y consenso o delegar la responsabilidad de la defensa de la nación en los tribunales, es seguro que lo celebrarán. Para evitarlo, es preciso un discurso político potente para afirmar la importancia de la nación española y una acción política que lo secunde de forma igualmente decidida, sin renunciar en modo alguno a la intervención de los tribunales cuya legitimidad habrá quedado previamente fortalecida.

Y qué decir del País Vasco, nos quieren convencer de que ETA ha sido definitivamente derrotada, pero la realidad es que sigue siendo una organización armada y sus afines, cuyos sueldos pagamos entre todos, ocupan ya algo así como 1.200 cargos públicos y se dedican a defender su proyecto político. Por otro lado, también se nos quiere presentar al Partido Nacionalista Vasco como apto para negociar decisiones coyunturales aunque sea a costa de concesiones políticas de mayor trascendencia. Como siempre, el PNV cambia coyuntura por estructura. ¿Pero es que todavía hoy no conocemos al PNV? Que nadie lo ponga en duda, la esencia de su proyecto político es la construcción nacional de Euskalherria y, en consecuencia, nunca serán leales con el conjunto de la nación española.

Expuesto lo anterior, no podemos limitar los problemas de España al ámbito estrictamente político, pues la verdadera naturaleza de la crisis es más profunda y puede definirse como la expansión del relativismo y la negación de nuestra cultura histórica esencialmente cristiana. Está en crisis la vida y dignidad de las personas, están en crisis la familia y el matrimonio, está en crisis la formación integral de nuestra juventud, está en crisis el equilibrio entre derechos y obligaciones en nuestra sociedad. La ideología de género, el consumismo irresponsable y la sustitución de la verdad por el interés o conveniencia personales dan lugar a un modelo de persona sin anclajes y sin referencias, de manera que van desapareciendo los valores tradicionales que han estructurado la sociedad española y, como consecuencia de ello, la propia idea de nación.

Ante todo esto, es preciso reaccionar y se hace necesaria una defensa potente de España como potencia cultural, con el fin de resistir una avalancha ideológica que pretende destruir todo aquello que ha hecho de nosotros una nación importante, cuya vocación es seguir siéndolo para ponerse a la cabeza de la resistencia y restablecimiento de nuestros auténticos valores. Y al mismo tiempo, hemos de explicar con toda claridad que España, como nación única e indivisible, es un hecho histórico, un bien moral, una estructura jurídica, una realidad política y el mejor proyecto político para los españoles. Por el contrario, el secesionismo no es sino una sinrazón histórica, una sinrazón moral, una sinrazón jurídica, una sinrazón política y una sinrazón económica.

No se me oculta que todo esto que propongo supone un gran trabajo que no está al alcance ni de una sola persona ni de una sola entidad, por lo que es evidente que hemos de tratar de unir fuerzas que compartan estas ideas y dispuestas a emprender un debate cultural que no será fácil ni cómodo, pero estoy convencida de que la comodidad lleva al fracaso y que el éxito sólo se consigue con esfuerzo. También soy consciente de que esto que digo no está de moda, pues lo que se busca ahora es la comodidad, disfrazada de diálogo y consenso, y se elude el esfuerzo aunque lo que busque sea la verdad.

Por ello, tengo el gusto de anunciar una magnífica iniciativa de la Fundación Villacisneros y de la Fundación Valores y Sociedad al articular un ciclo de conferencias y mesas redondas bajo el título “El necesario fortalecimiento de España” para tratar tanto las causas de la crisis como propuestas e iniciativas encaminadas a revalorizar nuestra nación y poner de manifiesto todo lo bueno que representa.

María San Gil