Verdad y post-verdad
Con la llegada al poder de Donald Trump y el avance de políticos populistas en diversos frentes, algunos medios de comunicación internacionales han comenzado a hablar de una política sumida en la era “post-verdad”: dentro del magma de información existente para el consumo del electorado, los candidatos realizan afirmaciones alejadas de la realidad empírica sin temor a ser penalizados por ello. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo lo toleramos?
Pero lo que no dicen dichos medios de comunicación es que son ellos mismos, los que ahora muestran su perplejidad ante esta situación, los que han contribuido decisivamente a ella. Y lo han hecho de la mano de lo que el historiador Stanley Payne señala como la única ideología radical nacida en el seno de los EEUU: la ideología de género.
Para entender la profundidad de la crisis de verdad que sufrimos, no hay nada mejor que ver un vídeo realizado por el Instituto de Política Familiar de Washington https://www.youtube.com/watch?v=xfO1veFs6Ho, en el que un hombre blanco de unos treinta años acude al campus de la Universidad con un micrófono para realizar a los universitarios las siguientes preguntas:
- ¿Qué te parece que los cuartos de baño no se distingan entre hombres y mujeres? Tema muy discutido ahora en EEUU
- ¿Qué me dices si te digo que soy mujer?
- ¿Y si te digo que soy una mujer china?
- ¿Y si te digo que soy una mujer china de 7 años y que quiero ir a clase de primaria?
- ¿Y si te digo que mido 2 metros (cuando mide 1,70)?
Las respuestas son esclarecedoras: “Si te sientes así”, “no creo que te tengas que ocultar”, “claro que puedes ser una mujer china, aunque por fuera presumiría otra cosa”, “si sientes que tienes 7 años, y no haces daño a otras personas, me parece bien”, “yo no te diría que te equivocas”, “no hay que poner límites”.
Como concluye el entrevistador al final del vídeo: debería ser fácil decir a un hombre blanco de 1,70 y 30 años que no es una niña china de 7 años y 2 metros… pero para los universitarios americanos no lo es. ¿Cómo es posible semejante distorsión de la realidad? ¿Acaso es que no hay una realidad objetiva?
Lo cierto es que muchos medios de comunicación llevan tiempo en campaña a favor de la ideología de género, negando la existencia de una realidad objetiva, física, que ponga límites a unos deseos potencialmente volubles, expansivos y totalitarios.
Y lo que pasa es que luego es muy difícil poner puertas al campo: “esa será tu verdad”, “no hay que ser radical”, “hay que tener la mente abierta a nuevas realidades”, “todo es relativo”… el inventario de lugares comunes en los que se niega la existencia de una verdad objetiva es casi ilimitado. Sería sin duda una temática apasionante para una reedición del estudio de Leon Bloy “Exégesis de los lugares comunes”, en el que el autor se propone indagar en las fórmulas manidas de aquellos que “no han sentido la necesidad de comprender cosa alguna”.
Para acabar con la post-verdad en la política no hay nada como volver al sentido común de los americanos de la post guerra: “In God we trust, all the others bring data”.