El mes de julio de este año 2017 se han sucedido acontecimientos y efemérides que nos deben hacer reflexionar sobre España. Sobre la España de ayer, la de hoy y la de mañana. La España que tenemos, la que merecemos y la que queremos.
El 22 de julio falleció Santiago Abascal Escunza, político alavés, concejal en Amurrio, pequeño empresario, padre, dueño de un negocio textil en su pueblo y propietario de unos caballos que una mañana aparecieron pintados con la inscripción “GORA ETA”. Un hombre ejemplar que siempre puso España por encima de todo y de todos y que siempre se mantuvo firme en su país, en su tierra, en su Amurrio, en sus Vascongadas y en su España.
Unos días antes, recordábamos la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara después de 532 días secuestrado por la barbarie y la sinrazón de los que tenían la destrucción de España como único objetivo. Los mismos que unos días después secuestraron y asesinaron al concejal del Ayuntamiento de Ermua Miguel Ángel Blanco, efeméride de la que en este mes se cumplen 20 años.
Historias parecidas a las de periodistas como López de Lacalle, jueces como Tomás y Valiente, políticos como María San Gil o Jaime Mayor Oreja, guardias civiles como José Antonio Pardines, policías, empresarios y un larguísimo etcétera de personas, conocidas o anónimas. Supervivientes o mártires. Residentes en el País Vasco o exiliados. Todos ellos amenazados simplemente por su amor a su patria, a la justicia y a la verdad.
Generosos, coherentes, valientes, entregados, con firmes convicciones y no dispuestos a dar ni un paso atrás. A algunos de ellos, su firmeza les costó la vida, a otros la salud. A todos la libertad. La libertad de andar y caminar en paz en su propia tierra, la libertad de salir a la calle sin tener que dejar de mirar los bajos de sus coches, la libertad de poder ir sin guardaespaldas.
Pero a ninguno de ellos les robaron la dignidad y, por ende, la verdadera libertad. La libertad de ser españoles, de defender a su país por encima de todo, de seguir diciendo lo que pensaban, con miedo seguramente en muchos casos, pero siempre de forma ejemplar. Son por ello referentes de la Historia de España que no debemos olvidar y que por tanto deben seguir siendo ejemplo para las actuales y futuras generaciones.
Patriotas sin los cuales nuestro país sería muy distinto. O no sería. Personas que creyeron en la indisoluble unidad de la nación española. Personas que tuvieron amor a su patria y procuraron el bien a España. A costa de su vida y la de sus familias. A costa de vivir en paz. Pero que siempre vivieron en conciencia.
Sirva pues este texto como homenaje a Santiago, José Antonio, Miguel Ángel y tantos otros. Pero sirva también como acicate y llamada de atención a todos los que tenemos la obligación de recoger su testigo, de estar a su altura, de comprometernos con nuestro país. Sirva para ti y para mí. Por patriotismo, por España.
Javier Echevarría