Señoras y señores,

A lo largo del día de hoy hemos analizado y diagnosticado la naturaleza de nuestros adversarios, y algunas de sus consecuencias. En esta última parte del acto, antes de la entrega al Premio Europeo por la Vida, es momento para decir quiénes somos, qué queremos, cuáles son nuestros retos y nuestros compromisos. Vamos a presentar a continuación un decálogo, 10 compromisos, 10 obligaciones, para esta Federación One of Us.

Lo van a hacer personas de diferentes países, de diferentes organizaciones, en distintas partes de Europa.

No podemos ni queremos encerrarnos en nuestro país de origen, porque el adversario que tenemos delante de nosotros tiene una marcada naturaleza y objetivos internacionales. Quieren reemplazar nuestras raíces, nuestros valores, por otros que conformen una sociedad post, una sociedad post cristiana.

Tenemos que fortalecer las raíces de Europa, que es lo mismo que recuperemos la cohesión entre los europeos. Tenemos que enaltecer el valor, el significado, la fortaleza moral de la Unión Europea. Pero tenemos que empezar por nosotros mismos, porque quienes decimos que defendemos los mismos valores y convicciones. Por el contrario, nuestras divisiones, fracturas y desencuentros son los caminos seguros para debilitar nuestros principios y convicciones. No podremos cohesionar el conjunto de la Unión Europea si no empezamos a hacerlo nosotros mismos. Si nosotros nos cohesionamos desde nuestras raíces y convicciones, podremos ayudar a cohesionar la Europa del Norte y del Sur, la Europa del Este, del centro y del Oeste, la Europa latina, y la Europa anglosajona.

Por ello queremos, unidos, saber cómo trabajar juntos, curar las heridas, y superar las diferencias entre los que defendemos los mismos valores. Europa, la Unión Europea, necesita una corriente de opinión viva, segura de sí misma, asentada en los valores cristianos, capaz de superar el relativismo que nos ha precedido y al mismo tiempo de hacer frente al extremismo que va a ser, está siendo, la consecuencia del primero.

La vida, la defensa de la vida, es la consecuencia de la razón. Quienes además tenemos convicciones religiosas, nos reafirmamos en la defensa de la vida. Pero tenemos la oportunidad histórica de que la defensa de la vida sea un punto de encuentro esencial entre quienes creen y no creen, entre europeos que tienen convicciones religiosas y quienes no las tienen, pero que están unidas por la razón, por la verdad.

Diez obligaciones, diez razones de ser y para estar en un debate público, diez esperanzas para la Unión, para Europa, para la Unión Europea.

Jaime Mayor Oreja

Presidente